Los Gatos en el diván…

 

 
 

El teléfono suena y se hacen añicos mis esperanzas de tener una tranquila y placentera mañana. Siete treinta y el ataque ya ha empezado. “¿Es usted la psicóloga felina?” me preguntan, “mi veterinario me remitió a usted puesto que ya no puedo más” Empieza entonces una larga y trágica narración, salpicada con historias de otros gatos que nunca se comportaron así. En algún momento, interrumpo y trato de explicar la naturaleza un tanto extraña de mi trabajo. “Sí, soy especialista en problemas de comportamiento felino, y  necesito que cada caso que veo haya sido referido por un veterinario, pero no soy una maga y las terapias comportamentales se basan en unos  principios sólidos, y requieren grandes cantidades de trabajo duro y  un fuerte compromiso por parte  del dueño”.

Llamadas como esta cada vez son más frecuentes en mi clínica. Así, mientras hace sólo cinco años la mayoría de mi trabajo estaba dedicado básicamente a los perros, hoy en día se reparte casi igual, lo que ha permitido a un miembro de mi equipo especializarse en problemas de comportamiento felino.

No hay duda que el gato como animal de compañía va en aumento mientras que el perro ha disminuido. Tal vez, esto sea debido a nuestro cambio de estilo de vida. El gato es visto como un animal más autónomo e  independiente del dueño que el perro,  y como tal necesita de un compromiso menor por parte del propietario en términos de dedicación y cuidado diario. Esto parece ideal para aquellos que quieran tener todos los beneficios de tener una mascota y  trabajan de 9 a 5 o son alérgicos al ejercicio. No obstante, si esta percepción es correcta todavía está por verse ya que el número y tipo de problemas de comportamiento felino que atendemos no para de aumentar.

Por supuesto, mi principal trabajo todavía son problemas de eliminación – Gatos que marcan dentro de casa, defecan donde no lo deberían hacer y dejan sus heces encima de la funda nórdica. Estos problemas suelen causar una angustia importante a sus dueños, y además muchos de ellos llevan soportando estos procesos durante meses o incluso años, antes de decidirse a buscar ayuda. Sin embargo, la estadística de la clínica de los últimos meses nos revela que hay un incremento marcado en el diagnóstico de problemas más inusuales en los gatos.

Agresiones: Tanto a las personas como a otros gatos, a veces incluso a otros animales de la misma casa, todas ellas son cada vez más comunes y no es materia de risa para aquellos que lo han sufrido. En efecto, aquellos que han estado alguna vez cara a cara con un gato enfadado o frustrado sabrán que las lesiones producidas por el importante armamento del gato medio son potencialmente más graves que aquellas producidas por el más común de los perros. La automutilación y el sobre-acicalamiento son también relativamente comunes, como también lo son que muchos gatos de pelo largo no toleran la manipulación, ser peinados o visitar al veterinario.

Pica: El consumo de artículos inapropiados como puede ser lana o, peor, cables eléctricos u otros artículos peligrosos también son notificados, como también lo son “raros y maravillosos” problemas como la caza obsesiva de la cola, maullar de forma excesivo o los “destroza-cortinas”! También hemos tenido algunos casos muy extraños como gatos que montan las cabezas de sus dueños en plena noche.

Puede haber un número de razones porqué algunos casos son ahora más comunes. Se ha producido un incremento en la conciencia de los dueños de que existe ayuda y, por tanto, la buscan más. Además los veterinarios también tienen más facilidad para remitir casos. Igualmente, puede haber buenas razones por las cuales los problemas de comportamiento incrementan por si mismos. Los gatos consideran el espacio y los recursos como un premio y encontrarse compitiendo por el territorio, puntos de caza y el acceso a la gatera, puede ser muy estresante.

En muchas áreas urbanas, la población de gatos es tan alta que literalmente están viviendo uno junto a otro y esto puede incrementar la propensión a los problemas relacionados con el estrés. Mantener a los gatos permanentemente dentro de casa cada vez es más común en Inglaterra y aunque muchos gatos pueden vivir bastante felices dando suficiente estimulación y actividad, muchos simplemente no tienen estas necesidades cubiertas. Los gatos necesitan en particular expresar sus comportamientos de caza. Y sin darles la posibilidad de salir, la cabeza de su dueño tal como entra por la puerta de casa o las piernas de los niños cuando suben las escaleras les servirán para sus cacerías.

Quizás las áreas más interesantes y excitantes de investigación que se están llevando a cabo por el momento son el estudio del sistema de señalización química y su aplicación para la prevención y reducción de los problemas de comportamiento. Ciertamente, nosotros sólo hemos arañado la superficie de este nuevo método de comunicación con nuestras mascotas, en una forma que ellos puedan entender. Creo que los gatos perciben señales olfatorias de la misma manera que nosotros vemos los colores – el margen, la profundidad y el tono de un olor puede destacar, informar o incluso hacerse insoportable por su intensidad. Estas señales olfativas son transmitidas  frotando mejillas, mentón y flancos, así como marcando con arañazos, orina y/o heces,  y forman una gran parte del mundo de la comunicación felina, exigiendo atención e incluso esperando una respuesta emocional. Efectivamente, la idea de que los gatos o los perros sienten emociones está empezando a ser aceptada! Mientras los dueños de mascotas han sabido siempre que los perros y los gatos toman decisiones, usan la memoria y  experimentan estados emocionales, la idea de examinar como éstos influencian y son a su vez influenciados por el comportamiento, la neuroquímica, la fisiología e incluso la dieta es relativamente nueva.

En los últimos 10 años la terapia comportamental ha cambiado muchísimo. La misma idea de visitar a un consejero de comportamiento o etólogo hubiese sido motivo de risa hace tan solo una década, mientras que ahora somos conocidos como otro servicio de rutina ofrecido en las clínicas para prevenir el sufrimiento, la eutanasia o el tener que dar en adopción a aquellos que se están comportando de una forma inaceptable. No hay ningún diván en la terapia comportamental animal y ciertamente no hay bola de cristal, pero la necesidad que tienen los dueños de reflexionar sobre la manera que viven con sus animales puede resultar en un mejor conocimiento de uno mismo, después de  todo!

 

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